lunes, 13 de mayo de 2013


La última carrera.


Y ahí estaba Santiago parado justo al borde, con su inconfundible cachucha de los Mets y su franela con el número 32 a la espalda. Tenso y nervioso como pocas veces se le había visto, tal vez era uno de los momentos mas difíciles en su vida, tendría que decidir en pocos segundos lo que tal vez le marcaría de por vida, tal vez hasta se arrepentía de estar en el montículo en que se encontraba, pero no había retorno, estaba ahí y debía de decidir…
 Alcanzó a escuchar a Nacho, que le gritaba, ¡lánzala! ¡lánzala  Chago! ¡lánzala ya!. Cerró los ojos y volteó un poco su cara al cielo esperando recibir una respuesta. Pero lo único que oyó fue la voz de Nacho que le  repetía ¡lánzala ya Chago!.
Movió su pie izquierdo, abalanzó un poco el cuerpo hacia adelante y haciendo un rápido movimiento de brazos, se deshizo de lo qué le quemaba las manos, la lanzó soltando un suspiro. Lanzó a la mujer que llevaba entre los brazos al precipicio, antes de marcharse alcanzó a escuchar un solo grito de dolor, tal vez el cuerpo había chocado con alguna saliente, corrió hacia la carretera donde lo esperaba Nacho en el coche con el motor encendido y la puerta abierta…  




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