Mi madre es prostituta, me lo tengo que tragar,
tiene amantes que tenemos que aguantar;
somos cinco hermanos de diferente papá,
cuando era chico no sabía ni entendía
lo que pasaba día a día o de noche o al amanecer,
tenía que correr al patio porque mi madre iba a coger,
no por gusto, ahora lo sé,
era por necesidad, para darnos de comer;
y todo por el cabrón aquel
que embarazó a la novia antes de yo nacer,
“ella era buena, un poco ingenua tal vez”,
eso decía la gente, muchas veces lo escuché hasta que fuimos seis,
“tu mamá es prostituta”, me decían en la escuela el Pedro, el Luis, el Juan,
que por cierto eran vecinos de la misma vecindad
y tenían un parecido muy singular al tendero de la esquina
mas ninguno a quien llamaban papá;
los chiquillos se burlaban,
los más grandes decían que éramos el ejemplo de la paz
ya que todas las razas vivíamos en amistad,
nosotros no sabíamos qué contestar,
los adultos murmuraban y no dejaban a sus hijos con nosotros jugar,
“tu madre es prostituta”, nos gritaban con crueldad,
¿con qué fin? me pregunto ahora, ¿molestar, lastimar, sentirse puros?
¿por qué gritar lo que ella tuvo que hacer por necesidad?
¿por qué herirla señalándola con el dedo?
¿por qué no le gritaron antes “yo te ayudo, no estás sola,
ten mi mano, soy tu amigo”?
¿ por qué ese afán, por qué ese gusto de lastimar a los demás?
mi madre es prostituta, fue una puta, mas no lo voy a gritar
no lo voy a callar, ni a negar, ni me voy avergonzar,
mucho menos echárselo en cara
ya mucho ha sufrido para darnos de tragar,
aguantar en su cuerpo la lujuria, la hipocresía, la falsedad,
el sexo salvaje y animal,
mi madre fue prostituta, ya no más, jamás,
ayer murió la pobre de pena, de tanto tomar.
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