No me gustan las mujeres caras, de perfumes asfixiantes
de vestidos brillantes y de voces susurrantes,
no me gustan las facilidades que dan paso a las frivolidades
ni las banalidades que anteceden al desamor,
no me gustan los amigos que salen con el sol
pero se ocultan al menor temblor;
me gustan las amistades que se suben a la barca
sin importar la tormenta o que les queme el sol,
no me gustan los bisteces que se cocinan con dolor
ni las frutas que se cosechan abusando de otro sudor,
no me gusta el vino por su color
sino aquél que sabe a tierra, a trabajo, a corazón;
no me gusta el brillo del oro ni tampoco el color del smog,
me gusta la mano del hombre curtida por el trabajo,
me gusta la voz del hombre hablando con la verdad,
me gusta ver a los niños, porque al verlos siento que todo ha de cambiar.
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