jueves, 13 de enero de 2011

Juan







Tenemos todo el tiempo de la vida,
nos lo dijo una vez Juan;
tenemos todo el canto de las aves
si sabemos escuchar.
¡Oh, pobre del hombre
que no tiene voluntad!
Pobre de aquél que se deja llevar.
¡Oh, pobre del hombre
que se refugia en el eco de otra voz!
¡Oh, pobre del hombre
que se deslumbra con el brillo del metal!
¡Oh, pobre del hombre
que se deja arrastrar sin luchar!
¡Oh, pobre del hombre
que no tiene tan siquiera un perro con quien hablar!....


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