viernes, 14 de enero de 2011

La mujer del tabernero






La mujer del tabernero no ha parado de llorar
porque ya sus negros ojos no tienen la juventud de enero,
porque ya su cabellera se ha cubierto de un blanco natural,
porque sus antes torneadas piernas
ya no tienen la fuerza ni la gracia al bailar en el viejo bar;
ahora se pasa las noches sollozando tras la puerta de aquel lugar,
porque sus curvas ya no existen y el brillo en sus ojos
se fue para no volver jamás;
la mujer del tabernero es ahora una vieja
que se pasa las horas añorando los tiempos de juventud;
la mujer del tabernero embriaga noche a noche sus penas
pensando que así se va a engañar…


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