Párate
de frente, mírame a los ojos,
dime
si fue casualidad;
no
bajes la vista, que no tiemble tu voz,
dime
la verdad,
acércate un poco, para oler qué aroma traes.
¿Que pasó con tus
zapatos ámbar de tacón?
y la chaquetilla blanca
¿dónde la dejaste?
dime qué sucedió
mientras no estuve yo;
anda, no llores y habla,
quiero oírlo todo,
escucharlo de esos labios que no me saben mentir;
vamos, cuéntame tu
historia ya.
Estás nerviosa, te brota
el miedo,
no lo puedes disimular,
te ves cansada, el
esfuerzo debió ser grande,
estás agotada… lo
siento en tu respirar.
La cama sigue desnuda, las sábanas en el suelo,
y las almohadas con
huellas de trajín;
el
espejo manchado por manos desesperadas,
dentro
del closet he visto varias colillas de cigarro
y una botella vacía de
ron.
La
ventana sigue abierta dándole salida al rumor,
así
que de una vez, dime que pasó mientras no estuve.
Anda, escúpeme en la cara
lo que todos saben,
o platícame tu historia;
tal vez te crea,
como tantas veces lo he
hecho ya.
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