jueves, 10 de mayo de 2012

Cuéntamelo a tu modo


Párate de frente, mírame a los ojos,
dime si fue casualidad;
no bajes la vista, que no tiemble tu voz,
dime la verdad,
acércate un poco, para oler qué aroma traes.
¿Que pasó con tus zapatos ámbar de tacón?
y la chaquetilla blanca ¿dónde la dejaste?
dime qué sucedió mientras no estuve yo;
anda, no llores y habla, quiero oírlo todo,
escucharlo de esos labios que no me saben mentir;
vamos, cuéntame tu historia ya.
Estás nerviosa, te brota el miedo,
no lo puedes disimular,
te ves cansada, el esfuerzo debió ser grande,
estás agotada… lo siento en tu respirar.
La cama sigue desnuda, las sábanas en el suelo,
y las almohadas con huellas de trajín;
el espejo manchado por manos desesperadas,
dentro del closet he visto varias colillas de cigarro
y una botella vacía de ron.
La ventana sigue abierta dándole salida al rumor,
así que de una vez, dime que pasó mientras no estuve.
Anda, escúpeme en la cara lo que todos saben,
o platícame tu historia; tal vez te crea,
como tantas veces lo he hecho ya.

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