jueves, 10 de mayo de 2012

El pie sobre la arena


Y en un principio, Dios creó al mundo, a las plantas, a los animales…y al hombre, 
y también a la mujer. Teniendo el descostillado que cargar con Evas y Liliths 
por el resto de su vida, y sus descendientes por el resto de los tiempos, hasta la segunda, 
o tercera, o cuarta venida del Señor. Ah, cómo será juguetón y travieso este Creador 
que nos tocó. Para empezar la broma, les dijo, “pueden comer lo que les plazca,
 pero menos de este árbol”. ¡Y tómala! Que se los pone justo en el centro del Paraíso, 
ahí donde les gustaba a ellos dormir la siesta, ahí desde donde veían jugar a las criaturas del Señor, 
se veían correr las aguas cristalinas del río, donde nadaban peces de varios colores, 
ahí desde donde si alzaban la vista al cielo para ver las aves volar, no podían, porque 
sólo veían manzanas y más manzanas, rojas, brillantes, y apetitosas. ¿Qué hacer? se preguntaban, 
¿qué hacer?
Eva propuso, “cortemos sólo las necesarias que nos permitan ver la casa del Señor” 
¡No! contestó Adán, “si lo hacemos Él va a pensar que las cogimos para comerlas” 
–“Pues las escondemos bajo alguna piedra” dijo inteligentemente Eva; ¡No! contestó Adán, 
(con esa firmeza que siempre hemos tenido la mayoría de los hombres) “las piedras las puso
 el Señor fuera del Paraíso, y yo, no pienso ir”, -¿Ah, no?- le dijo Eva, “pues entonces, toma”, 
y con un movimiento rapidísimo, arranca una manzana y se la mete en la boca al bonachón 
de Adán, que en vez de escupirla, se pone a masticarla y tragarla con gran deleite, 
diciendo aún con la boca medio llena, “están más sabrosas que las de California”, 
Eva pone cara de enojo y mirándolo fijamente a los ojos, le pregunta- 
“ ¿y tú cuándo has estado allá?”, Adán, poniendo cara de ¿what?, contesta con lo primero 
que se le ocurre, y dice- “no, pues es que Gabriel me platicó”- ( desde entonces 
no dejan descansar al pobre de Gabriel ). “Me platicó… me platicó… sí, cómo no, ya te creí; 
ahora por mentiroso cómete otra” y que le pone otra manzana entre diente y diente, 
-“ ¿ya qué?” –dice Adán, si de todas maneras nos van a regañar. ¿Nos van? –dice Eva-
¡te van, qué!.
No habían pasado ni dos horas, cuando se oye un poderoso estruendo en el firmamento; era una 
de las ventanas del cielo, no las puertas como algunos creen, qué tal si se abren de repente 
y se cae el Señor. Él también acostumbraba su siesta y se levantaba amodorrado. Así que les dijo, 
en un segundo bajo y lo arreglamos, sólo me pongo las sandalias, ¿dónde las dejé?
¿dónde las dejé?
Resulta que Lucifer fue con el chisme, y claro, contó las cosas a su manera,
 ya ven cómo es hablador. Total, que se armó la discusión, que por qué me desobedecieron… 
que por qué lo pusiste ahí… y que tú por qué vas de chismoso… que te las íbamos a pagar… 
y que porque yo cuido los intereses del Señor… y que a ti te falta una costilla… 
y que a ti qué te importa… y que al cabo las de California están más buenas… 
y que en spring break mejor… y que ya cállense que me desesperan, gritó el Señor. 
Entonces se hizo un silencio total; bueno, ni lo grillos se escuchaban. Adán y Eva no sabían
 para dónde voltear, así que agacharon la mirada y fue en ese momento cuando 
se descubrieron el sexo. El Señor al darse cuenta les dijo -ah, ¡eso!, será parte 
de su castigo por haberme desobedecido, con eso tendrán hijos 
(ojalá y no les salgan como ustedes, pensó), tú, Adán, tendrás que sufrir 
al tener que hacerlo con tu mujer, y tú, Eva, sufrirás durante mucho tiempo al parir, 
hasta que no se invente la raquia; además, habrá veces que no sabrás quién es el padre. 
Y todo por una manzana, Adán -le dijo el Señor. ¿Unaaa?, -contestó Eva. 
Pero tú me obligaste, le dijo Adán. Sí, pero yo no comí, contestó ésta.
Entonces Lucifer, como si se hubiese pinchado una nalga con su cola, se para frente al Señor, 
y con una mirada como de yo no fui, señala hacia el otro lado del árbol; 
entonces el Señor se da cuenta que crecían unos retoños, que definitivamente 
Él no había puesto ahí, -¿Qué es esto, Adán?, preguntó; “te juro que no lo sé, papi”, 
ya se sentía castigado y de alguna manera quería reconciliar, pero era verdad: 
él no sabía de qué le hablaban. Entonces el chismoso de Lucifer abrió la bocota y dijo
pregúntale a Eva, Señor; a lo mejor ella sabe algo, ¿o no, Eva?
Eva hacía como que la virgen le hablaba, pero para su mala suerte María aparecería 
mucho tiempo después; mas con la sinceridad que siempre las ha acompañado dijo, 
yo no sé nada… es más, a mí me trajeron aquí, yo no quería venir, mientras torcía la boca
 y lanzaba cuchillos por los ojos. A ver pues, tú, metiche; di lo que tengas que decir
le dijo el Señor al primer cornudo de la historia (no, a Adán no; a Lucifer). Dice, bueno, 
no es que sea chismoso, pero mi amiga la serpiente me contó que ya estaba harta 
de que Eva la obligara a tragarse las semillas de las manzanas que se comía a escondidas; 
por eso cuando ésta se descuidaba ella las vomitaba y les echaba tierrita encima, 
pero nunca imaginó qué pasaría después… también dice que la tenía amenazada, 
que si decía algo, la iba a convertir en la primer bolsa de la historia. -Lo bueno es que 
casi no estabas enterado, dijo el Señor. Y desde entonces se asocia a las serpientes con los chismosos.
Total, que el Creador únicamente apuntó con Su dedo hacia la puerta de salida, y a buen entendedor….
y no es que fueran precisamente de mente muy ágil, sino que vieron que se acercaba con cara 
de no muy buenos amigos uno de los arcángeles, empuñando en su mano derecha 
una gran espada de fuego, y con la mano izquierda se venía sosteniendo el vestido 
-con el viento y con la prisa, casi se le cae. Se cree que esta imagen es el origen de la leyenda 
de los dragones, bueno, eso dicen; pero si no lo creen, le preguntamos a Eva.
La parejita no tuvo más remedio que abandonar el Paraíso; y lo peor, tener que trabajar para comer
 –bueno, hasta que a alguien se le ocurriera inventar el dinero y así vivir de los demás. 
Al paso de cientos y cientos de años, el Señor se dio cuenta que algo no andaba bien, 
así que tuvo que mandar un diluvio para acabar con la especie; sin embargo en Su bondad, 
quiso darnos otra oportunidad por medio de Noé y su prole, que a su vez ellos se encargarían 
de cuidar de las parejas de criaturas, que repoblarían la tierra. Y no me pregunten cómo le hizo 
para darles de comer a los carnívoros, porque yo no sé si llevaba algún frigorífico escondido. 
Yo nada más les cuento las cosas que pasaron.
La vida seguía y seguía. Al Señor se le ocurrió cambiar de domicilio, para ver si estando 
 más cerca las cosas se componían; se dijo, me voy a la Tierra, así que se puso a pensar dónde 
ubicar su residencia y dónde el infierno. No le costó mucho trabajo. Se acordó que había creado 
un lugar, con un poco de todo: agua, minerales, playas, flora, fauna; en fin, un poco de todo 
lo creado. Se dijo, ahí estará el infierno;tendrán todo, pero no podrán gozarlo. 
Será un buen castigo para aquellos que mande a ese lugar, 
verán que llegan extranjeros y se llevarán sus riquezas, y no dirán ni harán nada; verán que 
unos cuantos de ellos mismos los robarán y abusarán, y no dirán ni harán nada. Les arderá 
día y noche el corazón por la impotencia; sin embargo, después de un ciclo en ese lugar, 
tendrán otra oportunidad en otro sitio, tal vez en lo que se llamará África, o tal vez en Haití.
Además, en su inmensa sabiduría, el Señor le ordenó a Lucifer que tendría que vivir justamente 
al lado de ese lugar, por lo que tendría que olvidarse de sus juergas en el inframundo. 
Y como no podía desobedecer al Jefe, lo único que pidió es que el lugar donde 
se encontrarían sus oficinas generales, así como su residencia oficial, tendría que 
llamarse Estados Unidos, -mi residencia tendrá por nombre “The White House”, 
dijo, así despisto a los ingenuos, y puede que hasta me haga de algunas almas extras,
 y también de algunas tierritas -no creo que te enojes por eso. ¿Verdad?
Allá, del otro lado, podemos llamarlo Méjico, ‘Méjico el infierno en la tierra’,
 ¿qué te parece, Jefe?
Está bien, pero no vayas a propasarte”, contestó el Señor,
Yo me voy a vivir a Europa.
El Señor pasaba el tiempo en diferentes lugares; tenía varias casas de descanso
 -por eso era el patrón, ¿o no? Estaba tan tranquilo, que pensó que esto iba para largo; 
se decía, parece que Lucifer no se ha propasado y tiene todo bajo control; 
en equilibrio, pues. Tristemente, las cosas no eran así, y vaya que el Señor 
ya había tenido una duda; cuando quiso visitar Castelgandolfo y encontró a un extraño, 
que se decía su representante personal, coño, ¿y cuándo lo nombré? se preguntó. 
Para salir de duda, mandó llamar al inquilino de la “white house”, que ni raudo
 ni perezoso se presentó a la cita, y con una desfachatez envidiable, dice 
-yo lo mandé, Jefe, para que jugara a Tu favor, y organizara las cosas
 desde un pequeño lugar llamado El Vaticano; no creo que Te vaya a molestar 
que haya algunas personas que me peleen las almas. Digo, no sería justo, 
ni tendría chiste jugar solo. -OK, pero no olvides que te voy a estar vigilando….
Pasado algún tiempo el Señor decidió subir a los cielos, tenía unos asuntillos pendientes
 con los habitantes de las Pléyades. En Su ausencia pasó lo que tenía que pasar: 
Lucifer se apoderó de casi todo el planeta; los únicos lugares que aún no estaban 
bajo su dominio eran aquéllos donde no había televisión. Obviamente que el Señor 
se dio cuenta algunas décadas más tarde, y decidió regresar para poner en su lugar 
a grandísimo abusón.
(¡Ja!, diablitos a Mí, se dijo en voz alta).
Mas se dio cuenta que no sería tan fácil entrar de incógnito y agarrar 
con las manos en la masa al insolente, ya que había radares y sensores de todo tipo. 
Así que estuvo en el espacio, esperando que pasara de regreso a la tierra alguna nave,
¡y ándale! sin que lo notaran se agarró de la cola de ésta, se dice que era el Júpiter 2 
que al fin volvía a casa, fue así como logró pasar sin ser detectado, 
escondido en la bola de fuego en que se convierten al entrar a la atmósfera. 
Lo malo fue que, al caer en las frías aguas del mar, por poco y agarra una pulmonía; 
lo bueno es que por ahí andaba Poseidón y Le echó una mano, puso a Su disposición 
un par de delfines que lo llevaron de inmediato a una playa segura -eso creía: 
al tratar de posar el pie en la arena, sintió un fuerte golpe en la cabeza y cayó. 
Luego sintió cómo lo esposaban y era metido en un vehículo. Alcanzó a leer de reojo 
lo que decía la puerta: “Cayo Hueso-Inmigration Dept.”
Nunca más se ha sabido de Él. Algunos Le siguen esperando, 
otros han perdido la esperanza.
Unos dicen que Lo mataron. Otros dicen que está en Guantánamo. 
Yo ya ni sé… dicen que Lo confundieron con un cubano, pero yo creo que sabían que era Él.



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