"Mi amigo"
Entre más me
alejaba, más claros eran los recuerdos,
más intensos
también los pasajes que iba dejando.
El lazo afectivo
que pensé estaba roto, se volvía tenso y pesado como un cable de acero; mis
pasos firmes y seguros, eran ahora lentos y torpes, como si caminara sobre
barro anegado. Mis brazos, en un principio bien acompasados, se habían
convertido en un par de remos sin ritmo. Mis oídos casi atrofiados por
cacofonías, ahora sólo escuchaban la voz
de seres queridos.
Mi vista, siempre
al frente, pero en lucha constante
por voltear
atrás.
En mi mente,
danzaba la frase ¡lo voy a lograr!
Pero mi boca
gritaba cada vez más fuerte, ¡ya no puedo
más!
Creí tener acorazado el pecho, pero mi corazón me dolía como si lo atravesara
una de las flechas de San Sebastián.
Me sentí atado al
poste de la hoguera, me sentí sin fuerzas,
me sentí vacío… me
desvanecí….
No sé cuanto
tiempo pasó. En el momento de abrir los ojos,
lo primero que vi, fue el dulce rostro de mis
dos hijos,
que llorando-riendo me decían
"Papá, no nos vuelvas a hacer esto, nosotros
sí te queremos; tú no eres culpable de que mamá se haya ido con tu amigo.”
No hay comentarios:
Publicar un comentario