jueves, 29 de agosto de 2013

Un macho, una hembra y él


- ¿Qué tiene el bebe… qué tiene? ¿por qué llora tanto?
- Pues ha de tener hambre o frío, o ha de tener el pañal mojado,
o simplemente llora porque es llorón… yo qué sé.
- Entonces dale un biberón, cámbiale el pañal, o ponle una frazada.
- Pero que ya lo hice, y sigue llorando…
- Entonces haz algo pero hazlo callar, que ya siento que me explotan las sienes…
- Te dije, ¿te acuerdas? que yo no quería encargar, que así estábamos mejor.
- Tenías razón; lo hubiésemos dado en adopción.
El bebé seguía y seguiría llorando por lo único que él quería,
y que era tan sólo un poco de atención.

- ¿Qué tiene el niño? ¿qué tiene, que casi no habla y parece siempre ido?
- Pues ha de tener fiebre, o ha de querer otro video juego, o ya le aburrió
la televisión, o simplemente está tonto… qué sé yo.
- Entonces dale una aspirina, o dile que cual juego quiere, o que si quiere nuestra
televisión; pero que diga algo… ya hasta parece un robot.
- Te dije, ¿te acuerdas? que yo no quería niños, que iba a ser una lata,
que serían más gastos.
- Tenías razón, pero pues ya qué; ya esta aquí, que vamos a hacer…
El niño seguía y seguiría en silencio pensando en lo que siempre ha querido:
Atención y comprensión.

- Oye, y ahora ¿qué le pasa a éste, que se la pasa gritándonos y ofendiéndonos?
- ¿Y qué quieres que te diga, si ya ni sé? Le preparo la comida, le doy lo que traigo;
ni siquiera me mira… no me oye.
- Pregúntale cual es su problema; a lo mejor nosotros lo podemos ayudar,
o a lo mejor necesita otra novia, o quizá tal vez quiere que le pongamos atención.
- Yo qué sé; ya me cansé de esta vida, ¿te acuerdas que te dije
que yo no quería problemas?
- Pues sí, pero lo hecho, hecho está; ya qué le vamos a hacer… ya ves, éste ya hasta
nos sacó de la casa y nos echó al cuarto donde jugábamos billar,
no entiendo qué pasó, ¿qué no se dará cuenta tu hijo que a esta edad
necesitamos al menos un poco de comprensión?

El joven maduro, ya hombre, se preguntaba pero no encontraba el por qué
él nunca tuvo atención, nunca comprensión, y sobre todo, por qué nunca le dieron
tan sólo un poco de cariño…
En ese momento aquel una vez niño que quiso ser hombre para encontrar una razón,
se volvió infante para poder llorar, ya que la vida que le había tocado
le había quitado el sentir, le tenía incautado el sentimiento
de recibir o dar amor…


                                              

No hay comentarios:

Publicar un comentario