Y pasó como la vieja dijo…
“Viejo alcohólico y flatulento, huevón ,
tragón y con mal aliento,
ojeroso, pícaro y cabrón, así es como vas a
acabar”, le dijo la vieja,
“’tás loca”, le dije, “cuando yo quiera lo
dejo”; “pos’ más vale”, le contestó,
“porque lo que te dieron de indemnización se
acabó antier y tú te la pasas bebiendo a diario, ques’que para encontrar la
solución, pero lo único que has hecho es aumentar la barrigota, estar a pedo y
pedo, tragando y además de hocicón”.
“’Tás luris, inche vieja, ya verás que en
cuanto yo quiera voy a conseguir un buen trabajo, donde valoren bien mis
aptitudes y me paguen bien, no esos trabajitos mugrosos donde no valoran lo que
uno vale; pero pos’ ya será mañana, es más… mejor el lunes, porque ya casi es
viernes de reventón, sábado de chupe y domingo de fútbol”.
“Anda, viejo huevón, debería de darte
vergüenza que ya nos trae el dueño con la renta;
ya ni sé qué decirle, ni qué darle”.
“Pos’ dile que no he conseguido trabajo, que
está muy difícil la situación…”
“Anda, ¡mejor cállate, borracho!, si ya todo
el barrio sabe que eres un güevón y sinvergüenza, que además te las quieres dar
de muy galán cuando pasan las jovencitas, según tú ‘mucho pegue’; pero con lo
pedo que andas ni cuenta te das de lo ridículo y las idioteces que dices”.
“Ya quisieras, ‘inche vieja, lo que pasa es
que te da envidia”.
“Ja ja, envidia; ¿envidia de qué, pedorro?”
“Pos nomás de que soy quien soy”.
“¿Ah, sí? ¿y quién eres? ¿el venado?”
“¿Qué dijiste?” “Nada, nada, güeyito, nada.
Dije que ‘ven hado’, así como las hadas de los cuentos pero tu hado… pero un
hado miado y zurrado, ja ja ja”.
“Mira, ‘inche vieja, no me levanto nomás
porque no quiero, que si no, te ponía un buen fregadazo en todo lo que se llama
hocico”.
“Ja ja, no te levantas porque no puedes, güey;
estás bien pedo ya”.
“Vas a ver, ‘inche vieja, ésta sí no te la
perdono...”
“¡Huy, sí! mira cómo tiemblo; hasta siento
ganas de orinar… órale pues, no te hagas loco y dime de dónde vas a sacar para
pagar la renta y lo que debemos en la tienda”.
“¡Ah, pero cómo chiflas! ¿Es que no me puedes
dejar en paz?”
“Es lo que quisiera, dejarte en paz… pero en
un hoyo y volteado boca abajo, para que entre más rasques más te hundas y no
verte más, mi rey”.
“¡Ah, qué ‘inche vieja! Eso quisieras, pero
mira: PPPPPPPPPPPP… ése fue con cariño para ti”.
“Viejo cochino y apestoso”.
“Vieja metiche y chismosa”.
“Si bien me decía mi mamá que no me casara
contigo, pero ahí va la burra...”
“Ándale, ándale… hablando de burros: fue uno
de tus motivos, ¿no?”
“Brincos dieras, viejillo, brincos dieras que…
a ver cuándo te platico de unos cuates…”
“Nomás, ‘inche vieja, nomás que me entere que
me andas poniendo el cuerno, y verás”.
“¿Pegando? Pero si hasta remachado lo tráis,
güey”.
“’Ora sí que no te la vas acabar, vieja piruja,
calzón fácil…” Trató de parase, pero al primer paso que se va de hocico… “deja
nomás que me levante y vas a ver la chinga que te voy a poner…”
“Pero de qué te quejas, mi rey, si muchas
veces por ellos comes y tomas de gorra; ¿a poco crees que los pinches pesos que
dabas alcanzaban para todo?”
“’Inche vieja piruja, te voy a madrear junto a
ese güey, al cabo he de saber quién es”.
“Ja ja ja, pero ¿a poco no sabes quiénes son?”
“¡Ahh, ¿son dos?!” “No, mi rey, son tres y
medio; el medio eres tú”.
“Nomás que sepa quiénes son, van a saber quién
soy yo”.
“Ah que mi rey, fíjate que deveras yo pensaba
que te hacías el dormido pa’ que yo les sacara la lana; pero ya veo que no…
aparte de pendejo, cornudo. Pero para que ya no sufras porque creo que hasta la
peda se te bajó, te voy a decir quiénes son: pues son tus adorados amigochos,
los de cada semana, a los que mañana les toca pues es viernes, y acuérdate que
vienen a ver el box”.
“’Inche vieja piruja barata, malagradecida,
ora si te parto toda tu madre… deja nomás que me levante…” Trató una vez más de
levantarse; se hincó, se agarró del sillón y al hacer esfuerzo, sólo se oyó un
pedo y de su boca salió un quedo “ayyy cabrón”. Se cayó en el frío cemento y
ahí quedó.
Viejo alcohólico y flatulento, maloliente,
cornudo y pendejo; su vieja sólo dijo “pobre cabrón…”
No hay comentarios:
Publicar un comentario