jueves, 29 de agosto de 2013

Y pasó como la vieja dijo…

“Viejo alcohólico y flatulento, huevón , tragón y con mal aliento,
ojeroso, pícaro y cabrón, así es como vas a acabar”, le dijo la vieja,
“’tás loca”, le dije, “cuando yo quiera lo dejo”; “pos’ más vale”, le contestó,
“porque lo que te dieron de indemnización se acabó antier y tú te la pasas bebiendo a diario, ques’que para encontrar la solución, pero lo único que has hecho es aumentar la barrigota, estar a pedo y pedo, tragando y además de hocicón”.
“’Tás luris, inche vieja, ya verás que en cuanto yo quiera voy a conseguir un buen trabajo, donde valoren bien mis aptitudes y me paguen bien, no esos trabajitos mugrosos donde no valoran lo que uno vale; pero pos’ ya será mañana, es más… mejor el lunes, porque ya casi es viernes de reventón, sábado de chupe y domingo de fútbol”.
“Anda, viejo huevón, debería de darte vergüenza que ya nos trae el dueño con la renta;
ya ni sé qué decirle, ni qué darle”.
“Pos’ dile que no he conseguido trabajo, que está muy difícil la situación…”
“Anda, ¡mejor cállate, borracho!, si ya todo el barrio sabe que eres un güevón y sinvergüenza, que además te las quieres dar de muy galán cuando pasan las jovencitas, según tú ‘mucho pegue’; pero con lo pedo que andas ni cuenta te das de lo ridículo y las idioteces que dices”.
“Ya quisieras, ‘inche vieja, lo que pasa es que te da envidia”.
“Ja ja, envidia; ¿envidia de qué, pedorro?”
“Pos nomás de que soy quien soy”.
“¿Ah, sí? ¿y quién eres? ¿el venado?”
“¿Qué dijiste?” “Nada, nada, güeyito, nada. Dije que ‘ven hado’, así como las hadas de los cuentos pero tu hado… pero un hado miado y zurrado, ja ja ja”.
“Mira, ‘inche vieja, no me levanto nomás porque no quiero, que si no, te ponía un buen fregadazo en todo lo que se llama hocico”.
“Ja ja, no te levantas porque no puedes, güey; estás bien pedo ya”.
“Vas a ver, ‘inche vieja, ésta sí no te la perdono...”
“¡Huy, sí! mira cómo tiemblo; hasta siento ganas de orinar… órale pues, no te hagas loco y dime de dónde vas a sacar para pagar la renta y lo que debemos en la tienda”.
“¡Ah, pero cómo chiflas! ¿Es que no me puedes dejar en paz?”
“Es lo que quisiera, dejarte en paz… pero en un hoyo y volteado boca abajo, para que entre más rasques más te hundas y no verte más, mi rey”.
“¡Ah, qué ‘inche vieja! Eso quisieras, pero mira: PPPPPPPPPPPP… ése fue con cariño para ti”.
“Viejo cochino y apestoso”.
“Vieja metiche y chismosa”.
“Si bien me decía mi mamá que no me casara contigo, pero ahí va la burra...”
“Ándale, ándale… hablando de burros: fue uno de tus motivos, ¿no?”
“Brincos dieras, viejillo, brincos dieras que… a ver cuándo te platico de unos cuates…”
“Nomás, ‘inche vieja, nomás que me entere que me andas poniendo el cuerno, y verás”.
“¿Pegando? Pero si hasta remachado lo tráis, güey”.
“’Ora sí que no te la vas acabar, vieja piruja, calzón fácil…” Trató de parase, pero al primer paso que se va de hocico… “deja nomás que me levante y vas a ver la chinga que te voy a poner…”
“Pero de qué te quejas, mi rey, si muchas veces por ellos comes y tomas de gorra; ¿a poco crees que los pinches pesos que dabas alcanzaban para todo?”
“’Inche vieja piruja, te voy a madrear junto a ese güey, al cabo he de saber quién es”.
“Ja ja ja, pero ¿a poco no sabes quiénes son?”
“¡Ahh, ¿son dos?!” “No, mi rey, son tres y medio; el medio eres tú”.
“Nomás que sepa quiénes son, van a saber quién soy yo”.
“Ah que mi rey, fíjate que deveras yo pensaba que te hacías el dormido pa’ que yo les sacara la lana; pero ya veo que no… aparte de pendejo, cornudo. Pero para que ya no sufras porque creo que hasta la peda se te bajó, te voy a decir quiénes son: pues son tus adorados amigochos, los de cada semana, a los que mañana les toca pues es viernes, y acuérdate que vienen a ver el box”.
“’Inche vieja piruja barata, malagradecida, ora si te parto toda tu madre… deja nomás que me levante…” Trató una vez más de levantarse; se hincó, se agarró del sillón y al hacer esfuerzo, sólo se oyó un pedo y de su boca salió un quedo “ayyy cabrón”. Se cayó en el frío cemento y ahí quedó.
Viejo alcohólico y flatulento, maloliente, cornudo y pendejo; su vieja sólo dijo “pobre cabrón…”



No hay comentarios:

Publicar un comentario