Tumbando
caña
Ya unos cumplieron; otros, estamos tratando de hacerlo, mientras la
mayoría ni siquiera se ha dado cuenta
que ya están aquí, que se les acaba el tiempo, que no hay retorno, ni otra
oportunidad. Que lo que viene fácil, así se va; que sólo con esfuerzo se
consiguen las armas para luchar, y que sólo con ellas se podrá avanzar por
entre los batallones de la ignorancia y la necedad; la lucha será ardua y
agotadora, y sólo siendo un buen guerrero se podrá vencer, llegar a la otra
orilla, ¡allá donde la corona de laurel! ¡Donde el conocimiento! ¡Donde la libertad!
Gloria, agradecimiento e inmortalidad a los que ya marcaron su paso por la
vida, a los que van dejando huella,
ausentes o presentes por igual. A ésos que nos van abriendo veredas a los que
sí queremos pasar, a los que luchamos contra la corriente, a los que nos cuesta
hasta respirar, agobiados por el mar de gente que no quiere despertar…
Nada es sencillo, nada es a cambio de nada, todo tiene un costo; incluso el
saber, ¿o el creer?
La tarea no es
nada fácil; sin embargo, el ejemplo de los que ya llegaron nos carga de energía
para continuar, nos da fuerza para luchar contra la maleza, y no dejar que se
pierda el camino a los que vienen atrás.
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