jueves, 29 de agosto de 2013

Tumbando caña




Ya unos cumplieron; otros, estamos tratando de hacerlo, mientras la mayoría  ni siquiera se ha dado cuenta que ya están aquí, que se les acaba el tiempo, que no hay retorno, ni otra oportunidad. Que lo que viene fácil, así se va; que sólo con esfuerzo se consiguen las armas para luchar, y que sólo con ellas se podrá avanzar por entre los batallones de la ignorancia y la necedad; la lucha será ardua y agotadora, y sólo siendo un buen guerrero se podrá vencer, llegar a la otra orilla, ¡allá donde la corona de laurel! ¡Donde el conocimiento! ¡Donde la libertad!
Gloria, agradecimiento e inmortalidad a los que ya marcaron su paso por la vida, a los que  van dejando huella, ausentes o presentes por igual. A ésos que nos van abriendo veredas a los que sí queremos pasar, a los que luchamos contra la corriente, a los que nos cuesta hasta respirar, agobiados por el mar de gente que no quiere despertar…
Nada es sencillo, nada es a cambio de nada, todo tiene un costo; incluso el saber, ¿o el creer?
La tarea no es nada fácil; sin embargo, el ejemplo de los que ya llegaron nos carga de energía para continuar, nos da fuerza para luchar contra la maleza, y no dejar que se pierda el camino a los que vienen atrás.




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